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Declaración de la pandemia


El 11 de junio de 2009, la directora de la OMS, Margaret Chan, declaró que el brote de gripe A/H1N1 se había convertido en una pandemia. La OMS declaró una alerta pandémica de nivel seis (de un máximo de seis), que describe el grado en el que el virus ha sido capaz de propagarse entre los seres humanos. En la misma reunión, Chan subrayó que el nivel de pandemia de la OMS no estaba vinculado a la gravedad de los síntomas que causa la enfermedad. En otra escala independiente, la OMS evaluó la gravedad de la gripe A/H1N1 como "moderada".

La OMS dudó inicialmente en elevar o no su nivel de alerta y declarar la fase 6 de la pandemia, ya que el virus hasta la fecha había causado síntomas leves en general, a pesar de que el nivel de pandemia sólo describe la propagación. El temor de la OMS era que al elevar la fase de alerta a nivel 6 algunos países pudieran adoptar planes como cerrar fronteras, limitar la prohibición de actos públicos y viajes, etc, algo que de momento no se ha considerado necesario.

Países en desarrollo


El 12 de junio, al día siguiente de que fuera declarada la pandemia, la OMS afirmó que su principal preocupación era fortalecer y apoyar los sistemas de salud en los países con menos recursos. Hizo hincapié en que los países en desarrollo, donde los sistemas de atención médica son débiles y los suministros de antivirales insuficientes, serían la primera línea de su batalla contra la pandemia de gripe. También resaltaron que, hasta la fecha, el virus había causado la mayoría de síntomas leves en los países ricos como Canadá y Estados Unidos, con una recuperación de la mayoría de los pacientes sin ni siquiera ir al médico.

Sin embargo, los expertos de la OMS estimaron que la gripe A/H1N1 podría resultar mucho más mortal para las poblaciones pobres ya debilitadas por la malnutrición, las enfermedades crónicas como el asma y la diabetes, o la baja inmunidad debida al VIH/SIDA. También se trabajó para que las existencias de antivirales, antibióticos y vacunas contra la pandemia fueran más accesibles y asequibles para los países en desarrollo.

Hemisferio norte


A principios de junio de 2009, la gripe A/H1N1 estaba presente en 90 países, principalmente del hemisferio norte, siendo Estados Unidos el país con una mayoría de casos, más de 33000, y 170 muertes, según la Organización Mundial de la Salud.

A 30 de mayo de 2009, la gripe estacional estaba circulando a niveles bajos, mientras que la nueva cepa de gripe H1N1 continuaba propagándose y constituyendo aproximadamente el 82% de todos los virus de la gripe detectados por los CDC en la última semana de mayo de 2009.

Hemisferio sur


En julio de 2009, la OMS declaró que el panorama de la gripe H1N1 era desigual en función del país. Por ejemplo, en Chile se informó de que más del 99% de los virus de la gripe circulantes eran de la nueva cepa del virus H1N1. Por el contrario, en Australia había una presencia mixta de gripe debida al virus H1N1 y también del virus H3N2 de la gripe estacional. En Sudáfrica, el virus de la gripe estacional era mucho más preponderante que el nuevo virus H1N1. Por tanto, en el hemisferio sur el panorama era desigual y se necesitó más tiempo para determinar la evolución.

Se preveía que el virus siguiera propagándose en todo el mundo, especialmente en el hemisferio sur, donde los países se encontraban en los meses de invierno, cuando se produce la tradicional temporada de gripe.

A 22 de julio de 2009, América del Sur tenía casi 25000 casos confirmados por laboratorio, en su mayoría en Chile, Argentina, Brasil y Perú, y más de 350 muertes, en su mayoría en Argentina, Chile, Brasil y Uruguay. Keiji Fukuda, de la OMS, declaró que la gripe H1N1 ya había causado más infecciones que la gripe estacional en el inicio del invierno en Chile. Además, a partir del 19 de junio de 2009, las autoridades sanitarias de Chile indicaron que muchos casos leves no eran confirmados por laboratorio y se los trataba como a la gripe estacional, por lo que los datos de contagio reales eran superiores.

El 6 de junio de 2009, Melbourne, la segunda ciudad más grande de Australia, fue citada como "la capital mundial de la gripe H1N1". El 9 de julio de 2009 hubo 1876 casos en Victoria, incluyendo 11 muertes, principalmente en Melbourne. Sin embargo, según el profesor Robert Booy de la Universidad de Sydney, la razón por la que Victoria tiene la mayor tasa per cápita de gripe H1N1 del mundo podía ser simplemente porque Australia llevaba un control de pruebas muy estricto y era probablemente la mejor del mundo en la detección de este virus de la gripe. Como resultado de esto, Robert Booy consideraba que en Estados Unidos y México probablemente había más casos de los que se habían comunicado, declarando que "sería muy cierto decir que hay de diez a cien veces más casos en Estados Unidos de los que se confirman".

A principios de junio, la OMS y la FDA de Estados Unidos sugirieron que uno de los métodos de análisis utilizados en Australia solo daba un "presunto positivo" en lugar de un "positivo" definitivo y que solo el 90% era exacto. Debido a esto, algunos australianos podían haber obtenido un falso diagnóstico.

A finales de junio de 2009, la gripe H1N1 también fue detectada en cerdos de una granja cercana a Buenos Aires (Argentina), pero allí los funcionarios de salud dijeron que el virus no había demostrado ser más letal para los animales que una gripe normal. Alrededor de una cuarta parte de los cerdos en la granja estaban infectados, y los veterinarios se mostraron muy preocupados porque los seres humanos estuvieran infectando a los animales. Sin embargo, insistieron en que comer carne de cerdo bien cocinada no planteaba ningún peligro para las personas. El descubrimiento llegó durante el invierno en Argentina, un país que ya estaba experimentando un brote de gripe A/H1N1 en humanos con un mayor número de muertes que cualquier otro país en América del Sur. El 3 de julio de 2009, el ministro de salud argentino, Juan Manzur, admitió que, desde el inicio del brote, se habían producido más de 100000 casos, causando al menos 52 muertes.